sábado, 29 de junio de 2013

Escapada a Edimburgo

Lo he vuelto a hacer. Mein Mann  tenía un evento de trabajo en Edimburgo y la habitación de hotel que le habían reservado era doble, así que hice la maleta y me fui con él. Siempre es buen momento para volver a Escocia, pero también influyó que el hotel era éste. Tenía mucha curiosidad por conocerlo, pero pocas probabilidades porque no es precisamente barato... Y sí, está muy bien. Es la primera vez que veo un baño de hotel con fotos de películas de Sean Connery :)

Eso sí, el viaje en tren hasta Edimburgo no se lo desearía a un enemigo. Algo que no entiendo de este país es que se permita vender billetes de tren de larga distancia sin reserva de asiento. Básicamente, la empresa se lava las manos indicando en la letra pequeña que si no reservas asiento (pasando por sus oficinas, porque una vez emitido el billete la web ya no permite hacer cambios) no te garantizan que vayas sentado. Y acabas con una situación como la del domingo pasado, cuando hubo no sé qué problema con otro tren y el nuestro iba lleno hasta la bandera. Yo tuve suerte porque llegué pronto y pillé uno de los pocos asientos que quedaban libres, pero aquello se empezó a llenar y cuando salimos los pasillos iban llenos de maletas, bicicletas, excursionistas, niños durmiendo tirados entre los vagones y hasta borrachos durmiéndola al lado del coche bar. Vaya, que solo faltaban la cabra y las gallinas. De vergüenza. Menos mal que el resto del viaje mereció la pena.

Y es que Edimburgo es una preciosidad. No sé si será por el color de la piedra de los edificios, el estilo arquitectónico o los desniveles del terreno, pero el caso es que esta ciudad tiene una personalidad única. Además, ahora en verano hay un ambientillo festivo muy agradable.




Como ya había estado aquí hace unos años, en esta ocasión decidí olvidarme del castillo o el palacio de Holyrood, que son de las atracciones turísticas más típicas, y el primer día me fui directa al Royal Botanic Garden Edinburgh. Es un jardín botánico muy agradable que tiene la ventaja de ser gratuito, salvo si se quieren visitar los invernaderos. Hacía un día muy bueno y se estaba de lujo al aire libre, así que me quedé casi todo el día. Desde el lado sur se divisa una bonita panorámica del centro de la ciudad:


El segundo día hice algo que tenía en mente desde que leí The Da Vinci Code. La novela me dejó bastante fría (por decirlo suavemente), pero al menos consiguió que tuviera curiosidad por conocer la iglesia de Rosslyn. Queda a hacer puñetas un poco lejos de Edimburgo, pero hay un autobús que va directo, así que decidí irme de excursión para allá, a ver si encontraba el Santo Grial. Y va a ser que no está donde dice Dan Brown, porque por mucho que miré no lo vi, pero la visita me gustó mucho. La capilla por fuera no se diferencia mucho de cualquier otra iglesia gótica:


Lo interesante en este caso es el interior: incluso prescindiendo de los temas místicos que la pusieron de moda, Rosslyn destaca por la profusión de tallas y grabados de todo tipo de plantas y animales, escenas bíblicas e incluso motivos paganos. Hasta hay disponibles unas hojas que sirven de guía al visitante para localizar los elementos más famosos. Con todo, lo que más me llamó la atención fue un boceto que algún maestro albañil grabó en la pared de la cripta y se ha conservado hasta nuestros días. Quién se lo iba a decir a su autor:


La entrada es algo cara para lo que dura la visita (hora y media como mucho, y cobran 9 libras), y hay que tener en cuenta que se tarda más de tres cuartos de hora en llegar, así que es fácil que se vaya medio día en esto. Pero el recorrido del bus entre la campiña y el bosque de la zona también es bastante agradable.

Para terminar, dejo una foto que tomé cuando pasaba cerca del castillo de Edimburgo. Me hizo gracia la gaviota en la farola, que nunca falta en las ciudades de costa, como la que fotografié el año pasado en Oporto. Qué tendrán las farolas, que tanto les gustan a estos bichos...



miércoles, 19 de junio de 2013

Desde mi ventana en primavera

En febrero publiqué una foto de la vista desde la ventana de nuestra nueva casa en el Reino Unido. Entonces se veía la estampa típica de un jardín en invierno, con árboles y arbustos pelados de hojas. Hace un par de semanas estaba mirando por esa misma ventana y se me ocurrió tomar una nueva foto más o menos desde el mismo ángulo:


Es bastante diferente de la anterior. Se ve la cinta que ha puesto el jardinero para evitar que se pise en la zona recién plantada, y el rosal que tenemos delante se ha tupido y casi no deja ver el banco del fondo. Aunque quita algo de luz se agradece bastante, porque las mañanas que no está nublado entra bastante sol. Y ojo, que aquí en esta época amanece a las 4:44, dos horas antes que en Madrid según timeanddate.com.

Me extrañaba que el rosal no hubiera florecido, pero el pobre debía de estar medio dormido por las temperaturas tan frescas de esta primavera. El caso es que ya se ha despertado y de una semana para acá se ha llenado de flores como esta, para alegría de las abejas de la zona:


Pero las abejas no son la única fauna local que nos visita estos días. Dejando aparte a los amigos de ocho patas (sí, Chema, yo tampoco los puedo ni ver), parece que ha llegado la hora de volar del nido para todos los pájaros de por aquí. El lunes me entretuve un rato delante de casa viendo a una urraca jovencita cotilleando entre los setos del portal, tiene gracia lo curiosos que son estos bichos. Y ayer por poco me lesiono haciendo contorsionismo para sacar un vídeo de estos dos herrerillos:


La foto no es gran cosa porque está tomada a partir del vídeo, mi cámara no es nada del otro jueves y además yo no he sido llamada por el camino de la fotografía. Pero al menos se ve a los dos pájaros, que era lo que buscaba. Son un herrerillo adulto (el de la izquierda) y su pollo, o al menos doy por supuesto que era suyo porque se tomaba muchas molestas para alimentarlo. Tenía mucha gracia ver al adulto ir de un lado para otro todo estresado buscando bichos comestibles, mientras el pequeño se limitaba a quedarse posado en la rama, picotear con curiosidad y pedirle comida al padre cuando estaba cerca.

Mein Mann  comentaba que parece que atraigo a los pájaros, porque en Madrid venían los gorriones y aquí vienen estos. Y eso que aún no he instalado el comedero...


lunes, 17 de junio de 2013

Crónicas de mi Wi-Fi: el iPod, la banda de 5Ghz y el Windows 7 Starter Edition

Todo comenzó una tarde como otra cualquiera, hace un par de semanas. En realidad no, para ser precisos habría que decir que la cosa empezó en febrero, cuando el técnico de nuestro proveedor de Internet nos instaló un flamante Superhub  en el salón y nos dijo que si los PCs de sobremesa estaban en otra habitación, lo mejor sería que nos conectáramos por Wi-Fi, porque ellos no hacían más instalación que eso. Le hicimos caso, claro, no era cosa de ponerse a tirar cables por el pasillo y con la casa patas arriba por la mudanza. Y el invento funcionó bien hasta la tarde que decía, cuando las máquinas empezaron a perder la conexión con el router, así por las buenas y sin avisar. Qué poco tacto.

Investigando un poco, descubrimos que el único cambio en los últimos días era la aparición de una nueva red Wi-Fi en el vecindario. Una más a sumar a la media docena que ya había, porque como bien dijo mi amigo Víctor, hasta el Tato tiene ahora una red inalámbrica. Esta nueva red debió de interferir con la nuestra, haciendo que nuestro Superhub , que según dicen es bueno como cable modem pero no vale gran cosa como router Wi-Fi, tirara la toalla. Así las cosas, la solución más inmediata que se nos ocurrió fue cambiar a la banda inalámbrica de 5 GHz, que proporciona un rendimiento superior y además está vacía en nuestra zona. Y sí, funcionó de lujo, ambos PCs soportaban la nueva banda y los dispositivos que no lo hacían (el NAS, el netbook  y el media player) se podían cablear. Sólo quedaba un cabo suelto: mi iPod Touch, que sólo soporta la banda de 2,4 Ghz. Buscando una solución buena, bonita y barata, se me ocurrió que si la cuestión era proporcionarle al iPod una conexión temporal para actualizarlo o hacer backup, bien podría usar el netbook  para montar lo que Microsoft llama una "red ad hoc", o lo que es lo mismo, una nueva red Wi-Fi en la banda de 2,4 GHz. Claro, algo así dura hasta que se apaga el netbook, pero serviría para lo que yo quería.

El primer problema me lo esperaba: el netbook  traía de serie Windows 7 Starter Edition, o para entendernos, una versión capada de Windows 7. Así que la opción de montar una "red ad hoc" no aparecía por ningún sitio. Inasequible al desaliento, investigué y descubrí que la versión Starter  no muestra la opción pero sí permite montar la red, así que seguí adelante. La cosa fue bien hasta que, al finalizar la configuración, intenté activar la compartición del acceso a Internet (ICS) en la nueva red, que era para lo que estaba montando el invento. Primero lo intenté desde la misma ventana de confirmación:


Aquello no le gustó a Windows, que se quejó de que no tenía permisos para lo que le estaba pidiendo, pese a haber entrado al sistema como el usuario Administrador. Entonces lo intenté desde la ventana de propiedades de la nueva red inalámbrica, pero la pestaña "Sharing" había desaparecido misteriosamente. La siguiente hora la pasé haciendo lo que en este mundillo llamamos "pegarse con ello": intenté activar el servicio de ICS a capón (y hay que ver lo que tardaba el pobre netbook  en abrir el panel de Servicios), pero ahí Windows se quejaba de que "el servicio se había iniciado bien pero luego se había detenido". Eso me llevó a pensar que podía haber un conflicto entre las direcciones IP que Windows estaba intentando usar para la nueva red y las ya existentes, aunque después de cacharrear un rato con el Registro descubrí que no, que no se parecían en nada. Al final llegué a la conclusión, confirmada luego en la red, de que esta Starter Edition  te mosquea haciendo como que no te deja montar la "red ad hoc", cuando en realidad sí te lo permite, pero lo que le parece fatal es que intentes usar la nueva red para compartir la conexión a Internet. Pues qué bien.

Lo que me molesta no es que este Windows venga "capado", al fin y al cabo no compré el netbook  para esto. Pero vaya, ya que hacen las cosas podrían hacerlas bien y sustituir ese mensaje de "Turn on Internet connection sharing" por un cartelito diciendo "Si quieres compartir la conexión a Internet, paga por la versión chula del sistema". Así de simple, y me habría ahorrado un dolor de cabeza.

Eso sí, entre tanto artículo que consulté en Internet sobre este tema descubrí que podía hacer lo que quería usando un "TP Link TL-WR702N 150Mbps Wireless N Nano Router with USB Charger" que me ha costado 17 libras, gastos de envío incluidos. El bichín ocupa una superficie menor que una tarjeta de crédito y funciona de lujo, fue enchufarlo y tener red inalámbrica instantánea. Además nos servirá cuando vayamos a hoteles de los que te dan Internet gratis pero sólo si es con cable, y te cobran por el uso de la red inalámbrica. Así que la historia tiene final feliz :)


miércoles, 5 de junio de 2013

Menú de la semana

Visto en cierta cantina corporativa. Al loro con el "Spanish Feast" del miércoles:


A la vista del plato de pollo, cualquiera diría que contrataron de cocinero a Chiquito de la Calzada. Y la otra opción, en fin... doy por supuesto que saben lo que están preparando y se trata de un plato de espinacas. Aunque los guisantes con piñones y pasas tampoco quedarían mal, creo.

Erm... sí, bueno, igual alguien debería explicarles que la traducción se les ha torcido un poco. Pero así es más divertido, jeje.