miércoles, 19 de junio de 2013

Desde mi ventana en primavera

En febrero publiqué una foto de la vista desde la ventana de nuestra nueva casa en el Reino Unido. Entonces se veía la estampa típica de un jardín en invierno, con árboles y arbustos pelados de hojas. Hace un par de semanas estaba mirando por esa misma ventana y se me ocurrió tomar una nueva foto más o menos desde el mismo ángulo:


Es bastante diferente de la anterior. Se ve la cinta que ha puesto el jardinero para evitar que se pise en la zona recién plantada, y el rosal que tenemos delante se ha tupido y casi no deja ver el banco del fondo. Aunque quita algo de luz se agradece bastante, porque las mañanas que no está nublado entra bastante sol. Y ojo, que aquí en esta época amanece a las 4:44, dos horas antes que en Madrid según timeanddate.com.

Me extrañaba que el rosal no hubiera florecido, pero el pobre debía de estar medio dormido por las temperaturas tan frescas de esta primavera. El caso es que ya se ha despertado y de una semana para acá se ha llenado de flores como esta, para alegría de las abejas de la zona:


Pero las abejas no son la única fauna local que nos visita estos días. Dejando aparte a los amigos de ocho patas (sí, Chema, yo tampoco los puedo ni ver), parece que ha llegado la hora de volar del nido para todos los pájaros de por aquí. El lunes me entretuve un rato delante de casa viendo a una urraca jovencita cotilleando entre los setos del portal, tiene gracia lo curiosos que son estos bichos. Y ayer por poco me lesiono haciendo contorsionismo para sacar un vídeo de estos dos herrerillos:


La foto no es gran cosa porque está tomada a partir del vídeo, mi cámara no es nada del otro jueves y además yo no he sido llamada por el camino de la fotografía. Pero al menos se ve a los dos pájaros, que era lo que buscaba. Son un herrerillo adulto (el de la izquierda) y su pollo, o al menos doy por supuesto que era suyo porque se tomaba muchas molestas para alimentarlo. Tenía mucha gracia ver al adulto ir de un lado para otro todo estresado buscando bichos comestibles, mientras el pequeño se limitaba a quedarse posado en la rama, picotear con curiosidad y pedirle comida al padre cuando estaba cerca.

Mein Mann  comentaba que parece que atraigo a los pájaros, porque en Madrid venían los gorriones y aquí vienen estos. Y eso que aún no he instalado el comedero...


No hay comentarios:

Publicar un comentario