martes, 30 de abril de 2013

Roy Lichtenstein en la Tate Modern

Estas últimas semanas no he escrito en el blog, pero reconozco que ha sido un ataque de pereza, porque he estado en unos cuantos sitios y otras tantas exposiciones la mar de interesantes. Por ejemplo, a finales de marzo volví a la Tate Modern para ver la exposición Lichtenstein:A Retrospective,  por la que tenía curiosidad desde que vi los anuncios en el metro el pasado enero. Sólo conocía a este autor por los libros de texto y alguna obra que había tenido la oportunidad de ver "in situ", como Woman in Bath,  que está en el Museo Thyssen-Bornemisza, y las esculturas Brushstroke  (del Museo Reina Sofía) y Barcelona's Head, que está en el Paseo de Colón de Barcelona. Así que aproveché que a Husband  no le hace mucha gracia el pop art  y me fui a la Tate entre semana, esperando evitar las colas de los sábados y domingos. Lo conseguí solo en parte, porque pude comprobar que incluso un miércoles cualquiera y con mal tiempo esta exposición es muy popular.

Y no es para menos, porque está francamente bien. Merece la pena pagar las 15 libras y media de la entrada para ver esta retrospectiva, que abarca desde sus cuadros de los inicios de los años 60 (como este Little Big Painting  de la izquierda, que es de mis favoritos) hasta los paisajes de estilo chino de mediados de los 90. Las 13 salas de la exposición recogen ejemplos de las distintas etapas del autor, incluyendo algunas obras de la serie Perfect/Imperfect,  que no conocía y me gustaron mucho. Es muy interesante ver cómo el estilo de Lichtenstein evoluciona con el paso del tiempo pero sigue siendo perfectamente reconocible, tanto en pintura como en escultura. Un detalle agradable fue que al entrar me dieron un folleto con las descripciones de las etapas a las que está dedicada cada sala, con lo que no tuve que estar pendiente de hacerme un hueco entre otros visitantes para leerlas en la pared. Además este librito es muy completo, lo estoy usando en este momento para refrescar la memoria mientras escribo ;)  Me hubiera gustado comprar el catálogo de la exposición, pero costaba 30 libras y me temo que con la entrada fundí mi presupuesto para ese día. Snif.


jueves, 4 de abril de 2013

Un año ya

El pasado 28 de marzo este blog cumplió un año, hay que ver cómo pasa el tiempo. Lo abrí con la idea de mantenerme en contacto con la gente de España si El Plan finalmente salía adelante, y menos mal que lo hice, porque la cosa funcionó mucho antes de lo previsto.

Para celebrar este primer cumpleaños incluyo aquí algo que encaja de lujo en la categoría de "things that freak me out " que le dio nombre al blog. Hace un par de semanas estaba haciendo cola para pagar una revista de aves cuando, entre los tabloides habituales con noticias del tipo "Aliens ate my babysitter! " me topé con esto:


Antes de mudarme a UK ya sabía que aquí iba a encontrar revistas dedicadas a mil temas, desde astronomía e ingeniería a repostería y cría de gallinas, pero reconozco que esto no me lo esperaba. Vale que este número incluye apasionantes artículos sobre las últimas tendencias en funerales, anima a hablar de la muerte (no, no se trata de ésta ;) y sortea una placa conmemorativa ideal de la muerte para poner en la tumba, pero... en fin, me cuesta creer que haya tantos aficionados como para mantener una publicación así. Pero como se suele decir, para gustos hay colores...


miércoles, 3 de abril de 2013

Y luego hay quien me pregunta por qué no quiero volver

Llevo unos días que estoy que trino, y no precisamente por cosas que me hayan pasado aquí en el Reino Unido. O mejor dicho, sí, pero todas relacionadas con España. Vayamos por partes.

La semana pasada tuvimos que pasarnos por el Consulado General de España en Londres para hacer unos trámites relacionados con nuestro cambio de residencia. Mein Mann bromeó antes de salir de casa diciendo que, aunque íbamos con cita previa, probablemente nos harían esperar en una fila y además después tendríamos que coger número. Pues dio en el clavo, señores. Diez minutos de espera en la calle con un frío de narices, y otros cuarenta dentro esperando a que nuestro número apareciera en la pantallita. Cuando pienso en la gente a la que le da la hora de cierre mientras espera en esa sala me viene a la cabeza Larra y su Vuelva usted mañana.


En la misma línea, ayer recibí el formulario U1, cuya finalidad es la "declaración de periodos de seguro que deben contabilizarse al calcular la prestación por desempleo". Lo solicité a mediados de febrero, y el funcionario al que entregué el impreso me indicó que lo recibiría en dos semanas. Que se han convertido en mes y medio, no hay que olvidar que estaba la Pascua por medio. Claro que me doy con un canto en los dientes, porque la gente en los foros hablaba de tres meses de espera. El caso es que en el formulario de marras solamente consta que he cotizado desde el 1 de enero de 2010. Esto... ¿y qué pasa con el resto de cotizaciones ininterrumpidas desde el 1 de septiembre de 1993, cuado empecé a trabajar? Vaya, que si tengo que solicitar la prestación por desempleo en UK, constará que entre septiembre del 93 y enero del 10 estuve, básicamente, tocándome el chirili. Fascinante.

Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido mi experiencia con Orange esta misma tarde. Resumiendo, la baja de la línea ADSL que pedí en febrero por teléfono y por carta certificada, y que Orange me confirmó por teléfono a mediados de marzo que estaba completada, después de todo no estaba tramitada en absoluto y me siguen pasando recibos. Qué cosas, y eso que la línea telefónica lleva de baja desde el 26 de febrero (sí, Telefónica sí hizo su trabajo). Según la amable(*)  señorita que me ha atendido en el departamento de Gestiones Especiales de Orange, días después de que me confirmaran la baja les volví a llamar para indicar que "había cambiado de idea por la permanencia". De nada ha servido intentar razonar con ella que poca obligación de permanencia podía tener cuando llevaba con ellos desde 2002, y que era imposible que tuvieran una grabación de esa llamada porque nunca existió. En el mundo de Orange, soy yo quien tengo que demostrar que NO les llamé para pedir el alta de nuevo. Así que no me ha quedado más remedio que volver a pedir la baja (je, para que me hagan el mismo caso) y presentar una reclamación en la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Esto último dicen que funciona, aunque tengo poca o ninguna esperanza. Ya veremos.

Poco antes de marcharme de España, Marina me previno contra los peligros de idealizar la vida en el Reino Unido. Sigo su consejo y soy consciente de que esto no es el mundo de Yupi. Como en todas partes, aquí también tienen su mierda, lo veo en las noticias y en los periódicos (sobre todo el Mirror, LOL). Pero qué caray, viene bien cambiar de mierda de vez en cuando :)



(*) ¡Hasta se ha molestado en informarme de cabo a rabo de los descuentos que tendría si no pido la baja, pese a que le he repetido tres veces que ya no vivo en España!