martes, 17 de julio de 2012

De libros: La estación de la calle Perdido, de China Miéville


Hacía tiempo que tenía curiosidad por leer a este autor, quizá porque hay quien lo compara con Neil Gaiman, aunque nunca me había decidido a empezar nada suyo porque tenía la sensación de que no me iba a gustar. Así que cuando encontré la edición en español de La Estación de la Calle Perdido de oferta a 3 euros y pico no me lo pensé mucho, pese a que suelo preferir los libros en versión original si es posible.

Tal y como esperaba, me costó leer los primeros capítulos. Había algo en aquella ciudad, en los personajes o en la manera cruda de contar la historia que no me hacía gracia, pero el caso es que seguí leyendo... y una mañana me di cuenta de que por poco me había pasado mi parada de autobús, y por un momento hasta consideré seguir leyendo. Total, siempre podía ir hasta el final de la línea y dar la vuelta.

Parte de la culpa es de Nueva Crobuzón, la ciudad en la que se desarrolla la historia. Dicen que China Miéville tiene un talento especial para describir ambientes exóticos, y al menos en esta novela es completamente cierto. La ciudad es un cúmulo de vicio y decadencia, de colores y olores y sobre todo de gente. Hay al menos media docena de razas inteligentes ("xenianos") conviviendo con los humanos, desde mujeres insecto hasta plantas antropomorfas. Y todo en un ambiente de lo más steampunk (dirigibles incluidos, por supuesto), aunque quizá sea más apropiado el término dystopunk que acuñó mein Mann para la ocasión, porque Nueva Crobuzón es un estado policial. En este escenario es donde se desarrolla la historia, que empieza de la manera más simple: un inventor acepta un encargo de alguien. A partir de aquí se llega a una situación de crisis de la forma más natural y sin que nadie pudiera verla venir, ni mucho menos ponerle freno. Digo "crisis" por suavizarlo un poco, pero vaya, la movida que se lía es de lo más chungo :)

He visto críticas de lectores que se quejan de que el autor abusa de las descripciones, haciendo que el ritmo de la historia sufra por ello. No es mi caso, yo disfruté mucho con cada descripción larga, minuciosa y llena de adjetivos. Pero claro, a mí me gusta ese estilo. Lo único que no me ha terminado de llenar serían precisamente las escenas de acción, junto con un deus ex machina que hay hacia el final de la historia. Pero en general he disfrutado mucho con esta novela.

Eso sí, la traducción no me ha hecho demasiado gracia, pero ya lo veía venir. Es el problema de acostumbrarse a leer versiones originales. También es verdad que China Miéville no debe de ser fácil de traducir, pero aún así me cuesta creer que alguien que se dedica a esto profesionalmente pueda caer en traducir "sympathy" por "simpatía" (la frase es "Lin had not intended to play on Isaac's sympathy"). Al texto le falta como mínimo una revisión para detectar este tipo de errores, lo que hace que algunas frases suenen poco naturales. Pero no sucede a menudo, así que tampoco es un problema.

4 comentarios:

  1. Ya echaba yo de menos una nueva entrada en tu blog, el cual consulto casi a diario (que lo sepas).

    No suelo leer libros en versión original (lo sé, lo sé, 'pa haberme matao), y me he encontrado con errores de traducción de bulto como el que comentas. Yo tampoco lo entiendo y tengo la impresión de que sucede con cada vez más frecuencia.

    Pero es que soy un romántico enamorado de tiempos pasados, de forma que no hay que hacerme caso.

    Espero que nos veamos pronto. Un enorme abrazo.

    Chema

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    1. Jeje... sí, ya sabía que me lees a menudo, muchas gracias. Este mes lo he tenido un poco chungo, con líos de trabajo y luego estos días que hemos estado fuera. A ver si a partir de mañana tengo algún hueco y escribo con más frecuencia.

      Yo también he notado que los errores de traducción son cada vez más comunes. Supongo que en parte se debe a lo que comenta Lektu más abajo: si las editoriales pagan poco, los resultados no van a ser muy buenos. Imagino que también estarán ahorrando en las revisiones.

      En cualquier caso, estoy de acuerdo en que es mejor no hacerte caso :D

      Un abrazo para ti también. Si todo va como está previsto, nos vemos en septiembre...

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  2. Bueno, lo de las malas traducciones sucede cada vez más frecuencia... con algunas editoriales. La Factoría es famosa por lo mal que paga a sus traductores, así que no es extraño que no trabaje la crème de la crème para ellos.

    En cuanto al libro...

    <>



    a mí lo que me fastidia es que el protagonista está dispuesto a ayudar al pajaro sea cual sea su delito. Y de repente... ¡es un violador! Ah, entonces no. ¿Y si hubiese sido un asesino, sí? O eres moralmente flexible, cierras los ojos y cumples tu palabra, o no hagas promesas que no puedas cumplir, pero ese giro radical de última hora me resultó profundamente cabreante.

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    1. Yo creo que al principio a Isaac el pájaro le cae simpático y siente compasión por él, y su delito es algo nebuloso: "robo de elección... ¿qué carajo será eso?" Así que lo cataloga como alguna rareza garuda y no le da más vueltas. Qué caray, ni siquiera le conviene ponerse a pensar en ello, no sea que la conclusión no le guste y tenga que rechazar ese encargo tan interesante (y lucrativo) en base a algún trasnochado principio moral.

      Pero claro, al final la propia víctima le cuenta su historia, así que es difícil no pensar en ella. Es más, creo que después de lo que le ha pasado a Lin, Isaac se siente culpable porque preferiría verla muerta, culpa a Yag de que haya quedado en ese estado y lo único que quiere es salir corriendo y mandarlo todo a hacer puñetas. Lo de la violación no es más que un pretexto.

      Tal y como yo lo veo, Isaac es un cobarde que hace lo que le viene en gana y busca excusas para tranquilizar su propia conciencia. Como en su relación con Lin. No, no me cae demasiado bien. Pero he conocido gente así, supongo que por eso me parece creíble.

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