martes, 22 de enero de 2013

Trece casas en un día son muchas casas

Sobre todo si al final te acabas quedando con la número catorce, que es la que ves al día siguiente y te manda a hacer puñetas el ranking que tan cuidadosamente habías montado el día anterior. Pero es lo que tiene este mercado inmobiliario tan desquiciado: las viviendas duran muy poco disponibles, y podemos darnos con un canto en los dientes, porque si buscáramos en el centro de Londres estaríamos hablando de un margen de horas para "pillar cacho".

Ayer vimos de todo: casas nuevas cerca de la estación (te podías caer de la cama sobre el tren, como quien dice) pero pequeñas, casas nuevas de buen tamaño y con piscina y gimnasio pero lejos de todo y casas nuevas pequeñas cerca del bosque y con zorro incluido (ya publicaré la foto cuando tenga a mano el cable de la cámara). También estuvimos en una casa setentera medio reformada y otra con una reforma que se hizo en los setenta (je), e incluso visitamos un piso con el pasillo pintado de azul marino y lámparas de cristales gruesos y negros, que parecía el Castillo Maldito (lol). Y vimos un par de pisines majos, algo pequeños pero muy acogedores, entre los que nos estamos moviendo para ver dónde encajamos.

Pero sin duda la guinda del pastel fue la casa que vimos en un edificio del siglo XIX, una antigua escuela/rectoría reparcelada en viviendas pero conservando la fachada y ventanas originales. La foto está tomada desde el interior del dormitorio principal, creo que sobran las palabras. Sí, Chema, sabemos que te estás partiendo de risa, pero no vamos a acabar viviendo ahí, lo intentamos pero nos lo acabaron pisando. Una pena, pero qué le vamos a hacer. Como diría mi madre, cualquiera calienta aquello con esos techos, y además seguro que tenía fantasma. Y arañones :)





1 comentario:

  1. Uy qué lástima. Ya me estaba imaginando yo cosas... en fin, que me estaba partiendo el pecho, como bien adivinaste.

    Entre sus múltiples ventajas tenía una: bastaba no exterminar los inquilinos de ocho patas para asegurar un numero CERO de visitas por mi parte: o sea un amigo gorrón menos del que preocuparse :)

    Hubiese pagado por conocer al fantasma... aunque estoy seguro de que ALGUIEN-QUE-YO-ME-SÉ es capaz de hacer a cualquier fantasma huir de terror o desesperación en un par de días.

    Chema

    P.D. Molan mucho las fotos. Menuda sitio más guapo.

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