viernes, 3 de agosto de 2012

Como una cría con zapatos nuevos


No hay nada como estrenar zapatos. Se siente una como Dorothy en la película El mago de Oz, con sus zapatillas de rubí y dispuesta a comerse el mundo. Claro, luego una va por la calle mirándose los pies a la mínima de cambio, con el consiguiente riesgo de comerse no el mundo, sino una farola. Pero qué bien sienta. Debe de ser algo que reside en la pata que le falta al cromosoma Y, porque aún tengo que encontrar un hombre que lo comparta.


Las sandalias que estreno hoy las encontré el sábado pasado yendo de compras con mi amiga Ana, que tiene un superpoder excelente: yendo con ella siempre encuentras lo que quieres, o como mínimo lo que necesitas. Como en la canción de los Rolling. Y son justo lo que buscaba: con un tacón de tres pares de narices pero estables, llevo siete horas con ellas y aún no he tropezado ni se me ha torcido un pie. Conociéndome, todo un récord. LOL!



No hay comentarios:

Publicar un comentario